El "amor" en tiempos del Capitalismo y el Patriarcado
Por Martín Ravazzano, del PG
La maravillosa lucha por la emancipación de la mujer nos
obliga a repensar la relación entre nosotros/as como personas. A los militantes en
particular, ya que más allá de lo que se dice "de la boca para afuera", nuestra militancia y compromiso socialista nos obliga a ser coherentes en el día a día, que en verdad es donde debemos aplicar lo que
tanto y con justa razón exigimos.
En ese sentido, el "Amor Revolucionario", o sea "Antipatriarcal y Anticapitalista", no puede seguir reivindicando
la cosificación de las personas ni, mucho menos, a los celos, que en el fondo no son otra cosa
que la expresión de la propiedad privada en ese terreno. Este no es un tema
que abarque sólo a los varones, sino también a la mujer, porque tanto unos como
otros estamos atravesados por la lógica patriarcal y cristiana occidental.
Salirse de estas lógicas no resulta fácil, aunque lo mínimo
y primero que deberíamos hacer es reconocer que todos y todas tenemos estas
contradicciones, porquesomos producto de la sociedad en la que vivimos. Las y los revolucionarios debemos asumir la construcción del
hombre y la mujer nueva siendo consecuente con que apostamos a construir una sociedad de nuevo tipo, por lo cual es necesaria batallar para superar los viejos modelos de vínculos entre personas.
Eso quiere decir que no podemos reproducir los viejos y nefastos modelos
burgueses que tanto daño le hicieron y continúan haciendo a la sociedad. La crianza de nuestros niños y niñas o
la relación de pareja no puede sino apuntar a superar los vicios del amor burgués,
asumiendo que uno de nuestros principales objetivos es el de construir y desarrollar la moral
revolucionaria por sobre la moral burguesa.
En ese sentido, el mal llamado “amor libre” nunca puede
serlo, ya que se plantea en un marco en el cual no existe la libertad sino la
dictadura del Capital, un marco en el cual todo está sujeto y condicionado por
las relaciones de producción y de propiedad. Lenin debatió bastante sobre este particular con Ines
Armond, a principios del siglo pasado.
Hoy por hoy esta discusión mantiene su vigencia, porque
tanto en la poligamia más "abierta" como en la monogamia más "cerrada", el factor de los celos - que actúa
como un mandato patriarcal que condiciona tanto a los varones como a las mujeres - es una expresión concreta de estas relaciones
de propiedad, que se materializan en las parejas como en cualquier ámbito de
nuestra existencia.
La “conquista” sexual muestra al otro como “algo” del cual hay que “adueñarse”, realizando para eso un cortejo, que con el transcurso de los siglos ha perdido su esencia humanista - y socialista - para
transformarse en un trámite de características económicas, por lo tanto una expresión concreta de la cosificación de las personas. “¡Vos
sos algo que yo pretendo tener para mí…!” Una actitud nefasta.
Sobre este tema, que no es cualquiera, hace falta un análisis
y seguimiento más que profundo. No puede banalizárselo mediante la
sistematización y mecanización de algunas “consignas”, sino que debe convertirse en una práctica cotidiana que sirva para luchar por lo que pretendemos, que no es otra
cosa que enfrentar consecuentemente al Sistema Patriarcal Capitalista, pegándole con una
política que debe abarcar a nuestras relaciones militantes.
Si verdaderamente estamos todos y todas de acuerdo en luchar por la
erradicación de las conductas y procedimientos machistas, debemos apostar todos
los días a ser mejores militantes - por lo tanto mejores personas -
deconstruyéndonos como sujetos, que viviendo en una sociedad absolutamente
putrefacta luchamos por acabar con todos sus vicios, organizándonos para destruirla y comenzar a organizar algo nuevo: el Socialismo.
Nunca podremos construir al “hombre nuevo” o la “mujer
nueva”, ni luchar consecuentemente contra la alienación capitalista, sino no
dejamos de soñar con la burguesa idea de “plantar un árbol, escribir un libro y
tener un hijo…” ¡Debemos asumir y convencernos que aspiramos a ser mucho más
que eso, demostrándolo en la práctica!
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