En el 50 aniversario de su caída en combate, vigencia del Che (*)

Por Partido Guevarista

Toda reflexión sobre el Che es, inevitablemente, reflexión sobre el cuerpo teórico del Marxismo, sobre la revolución, en particular en América Latina, sobre sus métodos de lucha, el contenido de los cambios sociales necesarios, el papel de las masas y el partido revolucionario y fundamentalmente, sobre los principios y conductas que deben guiar la vida y la acción de los revolucionarios. 

Con el Che, al igual que con otros revolucionarios, ocurre que su pensamiento y acción no se prestan a manipulaciones, o malos entendidos. Tal es la contundencia de su obra teórica y ejemplo práctico, que resultan imposibles las mezclas y aditamentos. Con él se cumple aquella afirmación de que “Cuando los marxistas son comunistas, y cuando los comunistas son marxistas” todo el proceso revolucionario avanza un nuevo escalón. Y tal como exigía Mariategui, demostró que el único camino para lograr la superación del marxismo es con una revolución.

Nada sería más erróneo que considerar al Che sólo como “figura histórica”, como exponente de ideas y conductas. Dignas, pero correspondientes a una época ya superada, útiles solamente para una cronología de las luchas políticas y sociales en América Latina. O para ser recordadas, de tanto en tanto, en alguna efemérides. Para decirlo claramente, aquí no se trata de que el actual movimiento revolucionario “rescate al Che”. Por el contrario, se trata de comprender que cada uno de nosotros no podremos rescatarnos como revolucionarios sin recurrir al Che, sin su ayuda, sin sus ideas. Es él quien debe rescatarnos a nosotros.

Y esto es más necesario que nunca, cuando teorías reformistas de todo tipo intentan ocupar el centro de la escena. Cuando se trata de convencernos de que “el poder no existe”, que tenemos concentrarnos en lo micro. Cuando se pretende instalar entre nosotros el reino de lo posible y se repudia el ejercicio de la violencia popular revolucionaria. Cuando se nos trata de convencer de que esta democracia burguesa es la estación terminal de nuestras luchas, que este es el único mundo posible y que más allá no hay nada, que sólo nos queda luchar por reformas, que no hace falta un Partido de revolucionarios, que no hay hombre nuevo, ni revolución, ni socialismo.

Que el Che nos rescate significará que seremos más subversivos, que ningún dolor humano nos será indiferente, que nos endureceremos-sin perder  jamás la ternura- que no pretenderemos para nosotros otra recompensa que no sea sentir la satisfacción por el deber cumplido, que “Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo y un clamor de unidad de los Pueblos  contra el gran enemigo  del género humano: los Estados Unidos de Norteamérica”. El mundo cambió (sería más correcto decir que la correlación de fuerzas entre las clases es lo que cambió) pero cambió para peor. Y es la burguesía la que está sacando provecho de este cambio, en lo económico, lo político, lo ideológico, lo cultural, en lo militar y en la moral de lucha de los trabajadores y el pueblo.

No podrá revertirse este cambio al margen de las ideas del Che, de su definición sobre el carácter socialista de la revolución en América Latina, de su valorización del papel de las masas campesinas e indígenas en la lucha revolucionaria, del carácter continental de la revolución, de su planteo de guerra popular prolongada, del papel de las fuerzas de vanguardia y del hombre nuevo. No podrá hacerse sin que el Che venga nuevamente a irrumpir entre nosotros, a cuestionar nuestras vacilaciones, nuestras comodidades, nuestras rutinas; Sin que vuelva para decirnos que si las condiciones  para la revolución no están, es el deber de los revolucionarios crearlas.

Para plantearnos que “Es absolutamente justo evitar todo sacrificio inútil. Por eso es tan importante el esclarecimiento de las posibilidades efectivas que tiene la América dependiente de liberarse en forma pacífica. Para nosotros está clara la solución de este interrogante, podrá ser o no el momento actual el indicado para iniciar la lucha, pero no podemos hacernos ninguna ilusión, ni tenemos derecho a ello, de lograr la libertad sin combatir. Y los combates no serán meras luchas callejeras de piedras contra gases lacrimógenos, ni de huelgas generales pacíficas, ni será la lucha de un pueblo enfurecido que destruya en dos o tres días el andamiaje represivo de las oligarquías gobernantes. Será una lucha larga, cruenta, donde su frente estará en los refugios guerrilleros, en la ciudades, en las casas de los combatientes, donde la represión irá buscando victimas fáciles  entre sus familiares, en la población campesina masacrada, en las aldeas o ciudades destruidas por el bombardeo del enemigo. Nos empujan a esa lucha; No hay más remedio que prepararla y decidirse a emprenderla” (Crear dos, tres…muchos Vietnam es la consigna.-Mayo de 1967).

Mayo de 1967…..mayo de 1967….¡Cuanto tiempo!....¿Error o verdad?....¿Que enseñanza extraemos de la historia y el presente del mundo, de América Latina y de nuestra Patria? Es verdad, no habrá recomposición del movimiento revolucionario, no transformaremos la derrota en victoria sin el Che y sin el aporte de otros revolucionarios. La revolución Cubana, y el Che, como promotor y producto directo de la misma, empujaron hacia adelante a todo el movimiento revolucionario, cuando ya eran evidentes los síntomas de debilitamiento del mismo, cuando las divisiones a nivel internacional causaban estragos, cuando muchas veces, el enfrentamiento entre las distintas corrientes asumía mayor importancia que la batalla contra el enemigo común, y cuando nadie, en verdad, acertaba el camino. Revolución contra los dogmas y la oligarquía, dijo, y efectivamente fue así.

Frontal, directo, siguiendo la mejor tradición revolucionaria, es el Che, quien apoyándose en la experiencia de la construcción socialista en Cuba, señala las desviaciones y abandonos, los peligros que amenazaban a los países en proceso de construcción del socialismo. Fue el quien planteó la necesidad de reformular el internacionalismo, quien denunció el economicismo y el espíritu burocrático que todo lo invadía y la necesidad de una nueva personalidad humana “Pues, está destinado al fracaso intentar construir el mismo con las armas melladas del capitalismo”. Y no solo lo dijo, actuó en consecuencia, y con consecuencias.

En nuestros días, cuando aún la mayoría de estas dificultades están presentes entre nosotros, se han agregado nuevos problemas ideológicos producto de la ola reaccionaria posterior a la derrota. Cuando muchos han claudicado en sus convicciones y nos ofrecen nuevos paradigmas, destinados a frenar o desviar el evidente ascenso de las luchas populares en todo el Continente, no necesitamos al Che idealizado, transformado en un ídolo inalcanzable. Porque a los íconos no se los discute ni se los cuestiona, pero tampoco se los estudia: sólo se los adora. Dejemos eso para aquellos que tienen vocación de serenos de templos, o custodios de tumbas venerables.

Los obreros, los campesinos, los pueblos originarios, los jóvenes, lo necesitan vivo, solidario y fraternal, franco y directo, polémico, humano, en toda su dimensión, con sus aciertos y sus errores. Porque, en definitiva, simplemente vivió y actuó como lo que era, un revolucionario. Y salvo que pensemos que, en los días que corren, es algo excepcional y extraordinario: vivir y actuar como un revolucionario, (cuestión que nos obligaría a revisar nuestras convicciones), no se justifica ubicarlo en un lugar inalcanzable para los millones de compañeros que se suman a la lucha en todo el mundo.
El Che, como él mismo lo afirma, se hizo revolucionario en la medida en que luchó por la revolución, en el contacto más estrecho con los sufrimientos y anhelos de las masas explotadas, se hizo guerrero, teórico y hombre nuevo. Y por eso resulta inapropiado escindir su ejemplo, su conducta, su moral, su vida y su obra, de la ideología que le dio sustento: el marxismo revolucionario.

P/D: Entre los múltiples actos y homenajes que se realizan por el 50 aniversario de la caída en combate del Che, hay uno que descuella por su enorme e incalificable desvergüenza. En Rosario, el sábado 7 de octubre, el PC realiza un acto en “Homenaje al guerrillero heroico”, así lo convocan, con dos charlatanes carentes de toda vergüenza, Agustín Rossi ex ministro de defensa de Cristina, uno de los que aprobó la ley antiterrorista y protector de Milani al frente del ejército, quien se destacó en la época de la dictadura secuestrando y asesinando a militantes guevaristas y el otro,  Hugo Yasky burócrata al servicio de la burguesía nacional y popular. 

Hay dos  oradores más, a los que ni hace falta nombrar, y una presencia verdaderamente lamentable: La del Embajador Cubano Orestes Pérez Pérez bendiciendo este aquelarre. No se puede aceptar en silencio semejante burla a tantos compañeros torturados, asesinados y desaparecidos en toda América Latina. A los que tomaron en sus manos las banderas del Che y continuaron, y continuamos su lucha. Hay que ponerle un límite a tanta degradación y desvergüenza. A tanta campaña confusionista y contra-revolucionaria. ¿Qué tienen que ver Agustín Rossi y Yasky con el Che? ¿En que se identifican estos macartistas caza votos con sus luchas, con su entrega y conducta? Todo lo que puedan decir en ese acto será basura. Pues bien, que de esa basura se alimente el PC. La indigestión lo llevara a la tumba. A nosotros las náuseas nos impiden seguir escribiendo. 

(*)Ponencia presentada en el Seminario Internacional realizado en Rosario con motivo del 75 aniversario del nacimiento del Che en junio del año 2.003 por un camarada de nuestra organización. Hoy, 14 años después, lo reproducimos (con su autorización), y hacemos nuestro, respetando todo lo dicho en ese momento. Entendemos que forma parte del largo y consecuente esfuerzo que llevamos adelante muchos compañeros, por reorganizar las fuerzas revolucionarias en nuestro país. Indudablemente la trayectoria revolucionaria del Che, su ejemplo, y su irrenunciable coherencia entre el decir y el hacer, admiten muchos abordajes. Este es solo uno de ellos. Queda en manos de los compañeros la tarea de hacerlos posibles. (Partido Guevarista )

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