Por el Doble Poder Obrero y Popular, por el Socialismo
A 100 años del triunfo de la Revolución de Octubre, las ideas y propuestas de Lenin cobran más vigencia que nunca. |
Consejo de Redacción de DP
El capitalismo atraviesa una profunda crisis,
que estalla en el año 2008 y de la cual aún no logra salir. Al estancamiento
económico lo acompañan sucesivas crisis
políticas en todo el mundo, que se desarrollan en forma desigual, pero que
tienen un común denominador, el desgaste y el debilitamiento extremo de las
instituciones que hasta hoy fueron los principales medios de dominación del
capital, como los parlamentos, la justicia, las fuerzas represivas y sus
gobiernos.
La debacle institucional y de los partidos
políticos tradicionales de la burguesía arrastra a los sindicatos
burocratizados, que estando prácticamente estatizados gozan de un enorme
desprestigio en el conjunto de la clase obrera. Las fracciones más atrasadas
expresan su rechazo a estos aparatos putrefactos mediante la desafiliación y la
búsqueda de salidas individuales, pero la vanguardia obrera lo hace generando
formas más altas de organización, recuperando las mejores experiencias de
nuestra clase, tomando las luchas en sus manos a través de la acción directa y
la auto organización.
Esta tendencia, que se vislumbra en las cada
vez más numerosas movilizaciones de masas, ante cada atropello y cada medida de
ajuste contra los trabajadores y el pueblo, se expresa a pocos días del centenario
de la revolución de Octubre, de la primera experiencia socialista que perduró
lo suficiente para demostrar a la humanidad que el capitalismo puede ser
superado por una construcción política y social mucho más elevada.
Esa revolución y la base del nuevo Estado, los
Soviet (asambleas de obreros y campesinos) significaron la superación histórica
del capitalismo y sus instituciones, la demostración de que ya había germinado
una nueva forma de organización social. Hoy en medio de esta profunda crisis, están
comenzando a aparecer las condiciones objetivas que harán falta para acabar con
esta sociedad burguesa, su estado y todas las instituciones que sostienen y
defienden al capital.
Las organizaciones que constituimos el FAS,
entendemos que se están desarrollando condiciones favorables, extraordinarias
para la lucha revolucionaria, para levantar un programa socialista que defina
las tareas fundamentales en la disputa contra la dominación burguesa y señale
la única salida para la humanidad. A pesar de que la primera experiencia
histórica triunfante, la de los bolcheviques, no pudo avanzar más allá de sus
límites objetivos y subjetivos, partimos de la firme convicción de que este
primer “experimento socialista”, con sus errores y aciertos, demostró la
posibilidad de comenzar a concretar avances enormes, a través de una sociedad
sin explotadores ni explotados, apoyada en el ejercicio de la democracia
directa y el control de sus dirigentes por parte del movimiento de masas.
Estamos convencidos de que esta experiencia no
ha sido en vano y de que sus enseñanzas continuarán germinando en la
consciencia obrera y popular, ya que las masas continúan enfrentando con dureza
la mayor opresión que el capitalismo necesita para reproducirse, como lo han
hecho siempre, regando de sangre y victorias ejemplares el camino de la
emancipación. Pero entendemos, sacando conclusiones de tantas ricas
experiencias, que con la lucha de los trabajadores no es suficiente si son un
ejército sin guía, ya que nuestro principal escollo para terminar con el
capitalismo es la ausencia de una dirección revolucionaria a esos procesos, a
los combates que da nuestra clase.
Desde el FAS, intentaremos, junto con todos
los trabajadores honestos que ven en el socialismo un faro para terminar con el
oprobio en el que vivimos, aportar a la construcción de un espacio político que
se ubique en la primera línea de las luchas, levantando un programa socialista,
de independencia de clase y que promueva la auto organización de los
trabajadores, en asambleas buscando en la acción directa, en la fuerza de las
masas organizadas y no en las podridas instituciones del sistema, la salida a
la barbarie capitalista, que vendrá de la mano del desarrollo del poder obrero
y popular, de la revolución socialista, que es, como lo han definido nuestros
maestros, la construcción del Doble Poder, como lo indica el título de esta
publicación.
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