Peronismo o una vida al servicio de la burguesía

Por Martín Ravazzano, PG 

La historia de los dirigentes peronistas vinculados a la contención de la lucha de clases no es nueva, sino que se ha repetido a lo largo de la historia, empezando por el propio Perón, que en su famoso discurso en la Bolsa de Comercio en 1944 se definió como alguien que defendía los intereses de los hombres de negocios, alertando sobre “la peligrosidad de las ideas revolucionarias” entre los obreros, razón por la cual propuso brindarles algún tipo de concesión, ya que sino “serian aún más peligrosos.”

Perón fue, sin lugar a dudas, un claro agente de la burguesía, cumpliendo para eso un rol fundamental en la contención de las luchas obreras. Cuando Marx, a través de su “18 Brumario de Luis Bonaparte” nos habla sobre el “bonapartismo”, pareciera realizar un estudio anticipado del peronismo, aclarando la imposibilidad de que estos personajes se transformen en la dirección de procesos revolucionarios.

Hay que decir también, que dentro de este movimiento poli clasista denominado “Peronismo” han surgido honestos luchadores que intentaron orientar al movimiento de masas hacia posiciones más radicalizadas y revolucionarias, aunque fracasaron debido a una mala caracterización de Peron y del contexto histórico. Para entender esto, basta con recordar las conversaciones de Peron con John William Cooke o la entrevista del “líder” con los diputados de la Juventud Peronista luego de su regreso.

Tampoco está de más recordar que cuando los Montoneros le cantaron en la Plaza de Mayo “¿Qué pasa, qué pasa General que está lleno de gorilas el gobierno popular” entablando lo que creían un “diálogo” entre el “caudillo y las masas”, Perón terminó rechazando a los “imberbes”, apoyándose en la burocracia sindical de Rucci y el facista - organizador de la Triple A - José López Rega. En un debate entre el PRT y las FAR, Santucho definió correctamente a Perón y las fuerzas del “Gran Acuerdo Nacional” (GAN) como “enemigos de la clase trabajadora”.

Luego de la dictadura cívico-militar, el Peronismo perdió las elecciones con Raúl Ricardo Alfonsín, para volver al poder recién en los 90, no para jugar el papel principal de “dique de contención” de la combatividad obrera, sino formando parte de la avanzada neoliberal de la mano de Carlos Saúl Menem, quien se encargó de aplicar estas políticas nefastas contra la clase trabajadora y el pueblo. En ese momento, todos los sectores y corrientes peronistas fueron cómplices de sus políticas de ajuste y represión, incluyendo a los ex comandantes montoneros y al entonces gobernador Néstor Kirchner.

Luego de la crisis del 2001 y a través de un pacto con Duhalde, desembarcaron en el gobierno Néstor y Cristina, proponiendo “humanizar el capitalismo” o trabajar por un “capitalismo serio”, utilizando este discurso para reconstruir la institucionalidad burguesa - golpeada por el Argentinazo - y  cooptar a un sinnúmero de organizaciones sociales, gremiales y políticas. Hoy, luego de la “Década Ganada”, cuando la crisis golpea duro empujando a la lucha a la clase trabajadora y el pueblo, todos los sectores del peronismo se ocupan de llamar “a la calma”, defendiendo la institucionalidad, o sea yendo a contramano de lo que expresa la calle, que reclama ¡Que se Vayan Todos! 

En ese sentido, elementos de la primera plana de kirchnerismo, como Kicillof y Larroque, han salido a decir que “quieren que Macri siga y continúe su gobierno”, haciendo lo mismo que el resto del peronismo, la burocracia sindical y movimientos sociales de contención - como las CCC, Barrios de Pie y la papista Ctep - tratando de frenar las luchas para que no “haya desbordes” y se garantice la gobernabilidad capitalista. Los gobernadores, que mayoritariamente son peronistas, no sólo acuerdan con esto sino que forman parte del Plan de Ajuste. 

La dirección burguesa del Peronismo siempre jugó este papel nefasto y antipopular, incluso enfrentando a sus propias bases cuando estas la desbordaban y cuestionaban. ¡No debemos olvidar que las AAA también atentaban contra sectores del peronismo de izquierda! Por todo esto, los luchadores y las luchadoras conscientes deben asumir que el proyecto peronista va en contra de los intereses de la clase trabajadora y el pueblo, independientemente de que en algunas coyunturas se vean obligadas a otorgar alguna que otra reivindicación, cediendo a la presión de las bases. 

Los revolucionarios y las revolucionarias sabemos que no se puede humanizar al Capitalismo, que esencialmente significa hambre, explotación y miseria para las mayorías, más allá de que este sistema perverso sea dirigido por políticos con “ideología” desarrollista, populista o neoliberal. El Capitalismo existe porque se apoya en la explotación del hombre por el hombre, por tanto la contradicción principal de la realidad continúa siendo la que existe entre el Capital y el Trabajo, no dando lugar a otra salida de fondo que no sea la puesta en marcha de la cada vez más necesaria y justa Revolución Socialista. 


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